50.000 víctimas es un proyecto irrealizado de Marcelo Expósito, que fue diseñado en 1991 con el propósito de intervenir las tumbas de Francisco Franco y Jose Antonio Primo de Rivera en el Valle de los Caídos. La propuesta consistía en exhumar sus restos para desplazarlos a unos metros de distancia y enterrarlos sin nombre, de la misma manera en que están dispuestos los columbarios comunes laterales con víctimas de la Guerra Civil, cuyo traslado a este monumento franquista fue ordenado por el propio general Franco. Las fosas de Franco y Primo de Rivera se volverían a llenar, pero en este caso conteniendo apiladas lápidas donde se grabarían los nombres de varios miles de personas todavía vivas, extraídos de listines telefónicos u otros registros administrativos, en un número aproximado al de las víctimas que entonces se calculaba que estarían enterradas en los columbarios.
Marcelo Expósito propuso este proyecto utópico de carácter antimonumentalista como respuesta a una invitación del Instituto de la Juventud de Madrid (INJUVE) para participar en la exposición Confrontaciones. Arte último britanico y español, que tuvo lugar en el Palacio de Velázquez del Retiro madrileño entre diciembre de 1991 y febrero de 1992. La institución no consideró adecuado exhibir esta propuesta y el artista decidió sencillamente sustituirla por la instalación videográfica Lo mejor que puedo (un posible sin futuro) (1990). Aunque el rechazo a mostrar este proyecto fue asumido por el artista sin mayores conflictos, hay que tener en cuenta no obstante que la imposibilidad de su exposición resultaba muy significativa sobre los límites de lo decible, entre las décadas de 1980-1990, en torno a nuestra memoria histórica. El proyecto 50.000 víctimas planteaba una intervención muy perturbadora en el imaginario colectivo heredado de la transición democrática —sostenido por un relato modernizador que nos exigía la amnesia sobre los crímenes del franquismo— cuando ya proliferaban en el discurso oficial de las instituciones españolas los fastos que tendrían lugar en 1992: Quinto Centenario del Descubrimiento de América, Exposición Universal de Sevilla, Juegos Olímpicos de Barcelona y Capitalidad Cultural Europea de Madrid. Se podría decir, de otra manera, que el antimonumentalismo de este proyecto era una manera de excavar, exhumar y deconstruir para liberar la memoria de nuestro pasado que estaba contenida, congelada, cosificada en la monumentalidad autoritaria —y para entonces ya enormemente incómoda para la imagen de una España que se encaminaba a celebrar el epítome de su modernización— del Valle de los Caídos. La retirada acordada de 50.000 víctimas no supuso la renuncia de Marcelo Expósito a plantear una lectura crítica de ese momento, sino que la crítica se derivó hacia otros proyectos como fue el caso destacado de La conquista del paraíso, expuesto en el Museo Reina Sofia de Madrid en el marco de la II Bienal de la imagen en movimiento, inaugurada en diciembre de 1992. De hecho, la memoria histórica en torno al epicentro del franquismo y los crímenes de Estado cometidos por la dictadura ha sido un tema constante en el trabajo de Marcelo Expósito a lo largo de tres décadas, como sucede por ejemplo con el vídeo 143.353 (los ojos no quieren estar siempre cerrados) (2010), que contiene una larga secuencia de una extensa exhumación de fosas comunes y anónimas de víctimas de la Guerra Civil y personas desaparecidas por la represión franquista.
Mucho tiempo después, la voluminosa carpeta que conforma el archivo de 50.000 víctimas fue recuperada para la exposición individual Las imagenes toman la palabra en la Galeria Àngels Barcelona, inahgurada en febrero de 2020, poco despues de que Francisco Franco hubiera sido efectivamente exhumado en octubre de 2019 por orden del Gobierno español. Durante la feria de arte contemporáneo Arco Madrid 2020 la carpeta de 50.000 víctimas fue adquirida para formar parte de Censored, la coleccion privada de Tatxo Benet que se inicio dos años antes con la compra de Presos políticos en la España contemporánea, la obra de Santiago Sierra censurada en Arco Madrid 2018. Esta carpeta es el corpus de documentación gracias al cual se ha conservado hasta hoy el proyecto 50.000 víctimas.