Les urnes de l’honor fue un proyecto de Marcelo Expósito, mostrado como exposició individual comisariada por Teresa Blanch para la Sala Montcada de Fundació Caixa de Pensions en Barcelona, 1990. El proyecto ponía en relación la amnesia histórica constitutiva de la transición democrática con el borrado de la memoria colectiva como consecuencia de la vertiginosa transformación urbanística que estaba experimentando en ese momento la ciudad de Barcelona, una mutación metropolitana de gran escala producida al calor de la futura celebración de los Juegos Olímpicos en 1992. La Sala Montcada se dividió en dos espacios, el primero de los cuales mostraba vitrinas recuperadas del mobiliario antiguo desechado por la remodelación de las sucursales bancarias de La Caixa. Contenían fotografías provenientes del periodo de la Guerra Civil y de los primeros años del franquismo, obtenidas mediante una convocatoria realizada con una carta personal difundida en el entorno de amistades del artista en la ciudad de Barcelona. De esta forma, una vez ampliadas y enmarcadas, las fotografías originales se transformaron de recuerdos privados familiares en imágenes públicas. Junto a cada fotografía, una placa de metal bañada en plata reproducía un fragmento grabado de Coto vedado, las memorias del escritor barcelonés Juan Goytisolo publicadas en 1985.
Un muro separaba este primer espacio del segundo, donde se mostraban tres reconstrucciones esquemáticas a tamaño real, en formato de cajas de luz, de las tumbas de Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso y Francisco Ferrer Guardia que llevaban décadas emplazadas en el cementerio de Montjüic. El cuerpo de las tumbas estaba pintado de negro opaco, y las transparencias fotográficas consistían en reproducciones de sus lápidas a escala 1:1, imágenes de las que sin embargo se borraron los nombres propios. La identidad de estos tres personajes históricos del anarquismo y el librepensamiento tenía que deducirse eventualmente a partir de los datos biográficos que en las imágenes se mantenían. El proyecto comprendía también una intervención en el espacio público mediante la distribución de un cartel y la publicación de un catálogo que ampliaba conceptual y documentalmente la instalación, que tuvo lugar en la concurrida sala de exposiciones situada en el populoso barrio del Born, un palimpsesto de capas históricas en aquel momento sacudido por la gentrificación.